Así impregna la extrema derecha el discurso de Rubiales
“Un Espejo Peligroso: Cuando el Poder Refleja los Tropos de la Extrema Derecha”
La escena es casi surrealista: treinta minutos de victimismo, agresividad verbal y embates contra el movimiento feminista y la igualdad de género. Luis Rubiales, presidente de la Real Federación Española de Fútbol (RFEF), aferrándose al cargo con un discurso que comparte tantos puntos en común con la extrema derecha que bien podría ser considerado propio de un líder de Vox.
En una jugada política que no se diferencia mucho de las estrategias extremistas, Rubiales arremetió contra lo que él llamó el “falso feminismo”, tildándolo de “lacra” para el país. Pero, ¿acaso no es esto lo que la ultraderecha ha intentado siempre: desacreditar los movimientos modernos que cuestionan el modelo de poder establecido? Toni Rodon, profesor de Ciencia Política en la Universidad Pompeu Fabra, señala que la ultraderecha pretende desmantelar los discursos progresistas, como el feminismo, que ponen en duda las estructuras de poder actuales.
El victimismo no se queda atrás en este discurso, similar a cómo lo usa la extrema derecha. Rubiales afirmó que está siendo objeto de una “cacera” en la que quieren su “asesinato social”. Esta idea, repetida en múltiples ocasiones, deja claro que no tiene intención de renunciar. Según Rodon, es probable que esta resistencia a dimitir se presente como una lucha política o ideológica no contra él, sino contra las ideas que representa.
La agresividad verbal también fue protagonista en su discurso, un tono prepotente y desafiante que se asemeja a los mensajes de la extrema derecha. Esto es un elemento común en la retórica de la misma, utilizada para reforzar sus mensajes. Hasta el extremo de que su actitud puede compararse con los discursos del boxeador ultraderechista Andrew Tate, conocido en Internet.
Lo preocupante es cómo Rubiales logró aplausos durante su discurso en la asamblea general de la RFEF. Sus palabras contra el “falso feminismo” fueron aplaudidas en un círculo que antes no hubiera tolerado tales afirmaciones. Es aquí donde radica la normalización de ciertos discursos y comportamientos, como ocurre cuando la extrema derecha llega al poder. Ideas que antes se mantenían en privado ahora encuentran un altavoz en las instituciones.
Toni Rodon pone de relieve que la lucha por la igualdad de género se ha convertido en un campo político en España. Rubiales se sumerge en este debate, pero además, el futbol femenino parte de una desigualdad estructural significativa. Los líderes de las instituciones futbolísticas “de hombres” pueden ver amenazada su cuota de poder a medida que el fútbol femenino crece en popularidad y valor económico.
Es interesante notar cómo los partidos políticos reaccionan ante Rubiales. Mientras el PSOE, Sumar y el PP condenaron su discurso y pidieron su dimisión, Vox se mantuvo en silencio. Cuando finalmente hablaron, no pedían su dimisión, sino que parecían aprovechar el giro de timón de Rubiales para criticar al gobierno. Un comportamiento que no dista mucho de cómo opera la extrema derecha: oportunistas en el juego político.
El discurso de Rubiales, aunque en un contexto deportivo, refleja una tendencia que ha permeado a la política global. La línea entre el discurso de la ultraderecha y ciertas declaraciones de líderes de instituciones parece cada vez más borrosa. La retórica agresiva, el victimismo y la negación de movimientos progresistas se entrelazan de manera sorprendente. ¿Dónde trazamos la línea entre el liderazgo y el extremismo?.